Escrito por Melmoth
1. Introducción (Analizando el problema).
Hace tan sólo una semana, en la conocida página de información cinematográfica desde el punto de vista del fan, Aintitcool.com, su fundador y responsable, Harry Knowles, entrevistaba a Francis Ford Coppola. Durante dicha entrevista el director dedicó unas palabras a definir la situación actual del cine de su país y que había cambiado en la mentalidad de los empresarios que dirigen este negocio, con respecto a la edad de oro en lo artístico (y también en lo económico, a la hora de contar con abultados presupuestos para sus proyectos) que supuso la década de los setenta para realizadores de talento como él.
Sus palabras fueron las siguientes:
“La diferencia entre la actualidad y los años 70, era que los productores de Hollywood se encontraban en una etapa de bloqueo. No sabían como ganar dinero. Eso nos permitió a algunos introducirnos en su sistema y manejar grandes presupuestos, anteponiendo los objetivos artísticos a los financieros, sin que los dueños del dinero se dieran cuenta. Eso hoy ya no es posible porque han aprendido la lección. No hace falta más que contemplar la cartelera de estrenos que se nos avecina, con el 3 cómo número más repetido. Esto demuestra el poco interés en el actual Hollywood de hacer películas que se desmarquen de unas tendencias preestablecidas y que se demuestran seguras a la hora de que cuadren las cuentas.”
No es una realidad ficcional, fruto del egocentrismo de un artista resentido con la industria que le cerró las puertas a sus sueños, a poco que analicemos sus palabras nos daremos cuenta de la verdad que encierran. La estrategia económica y empresarial del actual cine para amplios mercados estadounidense es simple y eficaz, bombardeo publicitario y fidelización del espectador en base a una premisa muy sencilla, hacerle creer que lo que se le ofrece, es lo que él quiere. En otra de las críticas que lleva el mismo sello que este artículo de opinión, cometí el error de considerar que el mero hecho de lograr el entretenimiento inútil del espectador, debería bastar a la hora de no ser muy duro en el análisis y valoración de una obra que no consideraba en absoluto brillante, pero que tampoco atacaba a mis principios, provocando poco más que indiferencia (la película es Spider-man 3).
Pero la consciencia de lo que nos quieren vender desde tierras americanas han hecho reaccionar el sentido crítico latente y la sinceridad que siempre deben de ser bandera. Por ello, esta crítica no ahorrará en argumentos para intentar desvelar el instrumento financiero (y carente de todo sentido artístico) que es esqueleto, corazón y alma de esta película. Así que el análisis será doble, por un lado (y en primer lugar) abarcará esa denuncia a la codicia explícita en las palabras del realizador norteamericano sobre la situación actual de la industria del cine y luego extenderá, estableciendo lo anterior como punto de partida, el campo de estudio al significado y efectos que ocasiona este sistema, sobre el futuro artístico de las historias de la gran pantalla.
(Continuará en próximos días)
1. Introducción (Analizando el problema).

Sus palabras fueron las siguientes:
“La diferencia entre la actualidad y los años 70, era que los productores de Hollywood se encontraban en una etapa de bloqueo. No sabían como ganar dinero. Eso nos permitió a algunos introducirnos en su sistema y manejar grandes presupuestos, anteponiendo los objetivos artísticos a los financieros, sin que los dueños del dinero se dieran cuenta. Eso hoy ya no es posible porque han aprendido la lección. No hace falta más que contemplar la cartelera de estrenos que se nos avecina, con el 3 cómo número más repetido. Esto demuestra el poco interés en el actual Hollywood de hacer películas que se desmarquen de unas tendencias preestablecidas y que se demuestran seguras a la hora de que cuadren las cuentas.”
No es una realidad ficcional, fruto del egocentrismo de un artista resentido con la industria que le cerró las puertas a sus sueños, a poco que analicemos sus palabras nos daremos cuenta de la verdad que encierran. La estrategia económica y empresarial del actual cine para amplios mercados estadounidense es simple y eficaz, bombardeo publicitario y fidelización del espectador en base a una premisa muy sencilla, hacerle creer que lo que se le ofrece, es lo que él quiere. En otra de las críticas que lleva el mismo sello que este artículo de opinión, cometí el error de considerar que el mero hecho de lograr el entretenimiento inútil del espectador, debería bastar a la hora de no ser muy duro en el análisis y valoración de una obra que no consideraba en absoluto brillante, pero que tampoco atacaba a mis principios, provocando poco más que indiferencia (la película es Spider-man 3).
Pero la consciencia de lo que nos quieren vender desde tierras americanas han hecho reaccionar el sentido crítico latente y la sinceridad que siempre deben de ser bandera. Por ello, esta crítica no ahorrará en argumentos para intentar desvelar el instrumento financiero (y carente de todo sentido artístico) que es esqueleto, corazón y alma de esta película. Así que el análisis será doble, por un lado (y en primer lugar) abarcará esa denuncia a la codicia explícita en las palabras del realizador norteamericano sobre la situación actual de la industria del cine y luego extenderá, estableciendo lo anterior como punto de partida, el campo de estudio al significado y efectos que ocasiona este sistema, sobre el futuro artístico de las historias de la gran pantalla.
(Continuará en próximos días)
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