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Teniendo en cuenta que este fin de semana no ha habido liga, y que la Selección nos ha dejado lo mismo de siempre, es decir: nada, vamos a tratar el tema del que todo el mundo habla, pero casi nadie sabe los pormenores: la trama de espionaje que está viviendo la Fórmula 1. Implicados: el equipo McLaren, escudería a la que pertenecen los españoles Pedro Martínez de la Rosa y Fernando Alonso; y el equipo Ferrari, el equipo “ultrajado”.

El próximo jueves, 13 de septiembre, se reúne en París, una comisión investigadora de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo), para estudiar el asunto, intentar esclarecer los hechos y sobre todo, sancionar al culpable. Por esto mismo, antes de que todo llegue a su fin, vamos a hacer un pequeño resumen de lo acontecido estos últimos meses para que estemos todos informados, y podamos comentarlo con el amiguete a la hora del café:

Hace ya un año, en septiembre de 2006, un trabajador de Ferrari llamado Nigel Stepney , esperaba con ansía su ascenso a responsable de pista, pero por unas cosas u otras, el puesto fue otorgado a otra persona: Luca Baldisseri.
Hasta aquí todo normal, algo que ocurre día sí, y día también en cualquier trabajo; tu crees que te mereces un ascenso y se lo dan al patán de turno.

No habría pasado a mayores, sino llega a ser porque el 18 de marzo de este año, Kimi Raikkonen, piloto de Ferrari, gana el Gran Premio de Australia, y McLaren reclama esta victoria. ¿Por qué? La escudería inglesa afirma que el fondo plano del Ferrari es flexible, y se basa en unos planos de su funcionamiento que tienen en su poder. Estos planos, fueron enviados por correo electrónico por nuestro amigo “despechado” Stepney al jefe de diseño de McLaren, el señor Michael Coughlan.

No sería una buena trama, sino tuviéramos al chivato de turno: el empleado de una tienda de fotocopias de Woking (ciudad-sede del equipo McLaren), que telefonea a Ferrari y le informa de que tiene un dossier de 780 páginas listo para escanear. ¿Quién le ha pedido el trabajito? Trudy Coughlan, mujer del jefe de diseño de McLaren.

Para el “despechado” Stepney todo se lía mucho más cuando es arrestado por la policía acusado de sabotaje y se le encuentran en los bolsillos del pantalón unos polvos blancos que anterioremente habían sido encontrados durante los depósitos de gasolina de los dos coches Ferrari que iban a participar en el Gran Premio de Mónaco de la semana siguiente. Como es normal, el “despechado” es inmediatamente despedido de Ferrari. Este no es el único despido, ya que McLaren hace lo propio con Coughlan, acusándole de haber aceptado documentación confidencial de un ingeniero de Ferrari.

Registran su casa donde encuentran un dossier con toda la información sobre el actual coche de la escudería italiana. Ante esto los responsables del equipo McLaren se lavan las manos y dicen que no han incorporado a su coches ninguna de las novedades que aparecen en el dossier. Pero Ferrari ya había hecho pública su denuncia. En un primero momento, McLaren no fue sancionado, pero el presidente de la FIA decidió apelar ante presiones del presidente de la Federación italiana. El tribunal de apelación se reunirá, como hemos dicho antes, el próximo jueves, con más pruebas sobre la mesa; las más definitivas, los correos enviados entre los pilotos de la escudería inglesa, que demostraría, que todo McLaren sabía de la existencia del Dossier, por lo tanto: serían CULPABLES.

No queremos acusar a nadie desde estas letras, pero tampoco queremos que tomen a los aficionados al motor por tontos. Nadie tiene como libro de cabecera un dossier sobre Ferrari, como mucho se tiene la Biblia o su libro favorito. Que no nos hagan creer que el señor Coughlan no informó a sus superiores de lo que el señor Stepney le había pasado, y si los superiores estaban informados, por supuesto que utilizarían para algo las 780 páginas de ese dossier, y no para limpiarse el c....