Escrito por Alicia,
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Son los monjes budistas donde su lucha-no violenta en contra de la falta de libertad, hoy 4 de octubre es también la nuestra desde nuestros espacios.
En 1990, los dirigentes militares se negaron aceptar el resultado de unas elecciones legislativas donde ganó la Liga Nacional por la Democracia que lideraba una excepcional mujer Aung San Suu Kyi merecedora del premio Nóbel de la Paz en 1991 y en arresto domiciliario desde el 2003.
Birmania es una ciudad estrangulada por la represión y la falta de libertad. Se cierran las líneas telefónicas al exterior.
Birmania es una ciudad estrangulada por la represión y la falta de libertad. Se cierran las líneas telefónicas al exterior.
Se cierran ciberscafés para impedir que salga al exterior información sobre la represión ejercida para frenar las manifestaciones, donde matan indiscriminadamente ya sea periodistas, (El fotógrafo Kenji Nagai, que murió la semana pasada durante una protesta en Rangún, era un habitual en conflictos, trabajó en Irak y Afganistán), personas reivindicando paz: monjas budistas, estudiantes y civiles. Arrestan a militantes políticos del partido de Aung San Suu Kyi y se hace inevitable recordar las más trágicas historias de países estrangulados por la locura de sus dictadores.

Y según las pocas informaciones que llegan, entre los prisioneros hay monjes de entre 16 y 18 años y novicios de cinco y diez años, que, al igual que las monjas budistas, han sido obligados a llevar ropas civiles.
Este nuevo levantamiento no nos tiene que dejar indiferentes.
Imaginemos nuestro mundo sin libertad. Imaginemos que nuestro gobierno controlase todo, desapareciesen personas como si nunca hubieran existido, nos cerrasen la boca de tal forma que no pudiésemos respirar. El poder de elegir y de elección es también libertad. Imaginad no poder tener esas opciones. Vivir en un país injusto, intolerante y opresor. Sin poder rebatir, pensar. Entonces, la vida sin libertad no sirve de nada.
Muchos en Birmania están luchando por recuperarla, por dar voz a los cientos de desaparecidos, detenidos o asesinados.
Los fallecidos dieron su vida por ella y por los que vienen detrás.
Hoy creo en el poder de nuestras voces. Creo que la libertad está al alcance de nuestras manos, sólo tenemos que gritar y solidarizarnos. Unirnos.
La paz, la libertad son algo más que palabras, son metas, triunfos alcanzables.
Los fallecidos dieron su vida por ella y por los que vienen detrás.
Hoy creo en el poder de nuestras voces. Creo que la libertad está al alcance de nuestras manos, sólo tenemos que gritar y solidarizarnos. Unirnos.
La paz, la libertad son algo más que palabras, son metas, triunfos alcanzables.
Free Burma!
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