13.3.06


Recopilando un poco por aquí y otro poco por allí, he construido este texto en el que os cuento un breve resumen histórico de la ciudad de A Coruña hasta nuestros días.
Las rías de A Coruña, Betanzos y Ferrol, están comprendidas en el llamado golfo Artabro, nombre que proviene de los primitivos habitantes de la zona, la tribu de los ártabros, que eran amos absolutos de esta costa hasta la llegada de los romanos. Un pueblo, según el gran escritor gallego Otero Pedrayo, que constituía uno "de los más puros linajes celtas de Galicia".

En esta zona los romanos crearon un gran puerto, Artabrorum Portus, junto a la ciudad de Brigantium. Los historiadores dudan sobre si ese Brigantium latino se corresponde con la actual localidad de Betanzos, donde se inicia la ría del mismo nombre, o era A Coruña, en cuya ciudad vieja se han encontrado indicios arqueológicos importantes que parecen avalar esta segunda hipótesis.

El poblado existente en la actual capital herculina dependió de Compostela, hasta la etapa de Xelmírez, primer arzobispo de la diócesis de Santiago. Pero el gran Xelmírez decidió entregarla al Rey y así, el año 1.209, finalizaron las obras de una nueva ciudad que Alfonso IX fundó con el nombre de Crunia. Iba a ser durante muchos años, un bastión de la realeza contra el enérgico poder de la mitra compostelana. Con el paso de los siglos, La Coruña fue ganando en esplendor y fuerza, convirtiéndose por siglos y hasta la actualidad, en la Capital del Estado en Galicia, en algunas épocas, incluso la Capital del Noroeste Peninsular. Una ciudad que desde su fundación por Alfonso IX, nunca se permitió ser gobernada ni por el Clero ni por los Nobles, A Coruña elegía a sus gobernantes municipales.

Carlos I, en 1.520, celebró Cortes en ella y desde su puerto partió para ser coronado emperador de Alemania. En 1.588, salió del puerto de A Coruña la Armada Invencible hacia el inesperado desastre del Canal de la Mancha; un año después la Corona española fracasó en su intento de invadir Inglaterra. Aprovechando las consecuencias de aquel desastre, el pirata Drake, al servicio de su reina, asaltó A Coruña. Pero el pueblo, con la heroína María Pita a la cabeza, se enfrentó al invasor y lo rechazó. Drake destrozó la ciudad pero no pudo conquistarla.

Siglos después, al comienzo de la guerra de la Independencia, A Coruña fue escenario de la batalla de Elviña, en la que murió el general inglés sir John Moore mientras defendía a sus hombres y a la ciudad donde se refugiaba, cuyo heroísmo fue entonces premiado por la capital gallega; sus restos descansan en un tranquilo rincón de la ciudad vieja, en el jardín de San Carlos.

Al contrario de lo que muchos piensan, fue en A Coruña donde surgieron muchos de los movimientos y asociaciones galleguistas y nacionalistas habituales de finales del siglo XIX y XX.

La historia de La Coruña es la historia de su ciudad vieja, a la que el Rey Alfonso IX, en el siglo XIII, concedió foro y defensa. La Puerta Real, junto a la Plaza de María Pita, sirve de entrada a la historia. En seguida llegamos a la iglesia de Santiago, construida con los sillares de la antigua Torre de Hércules. En su atrio se reunía el Consejo de la ciudad para tomar decisiones, privilegio poco común en la Galicia medieval. Esculpido en el tímpano de la fachada principal, Santiago Matamoros nos recuerda que allí empieza uno de los tramos el Camino Inglés.

La vieja Plaza de la Harina se divide en las actuales Plaza de Azcárraga y de la Constitución. Allí está el Palacio de Capitanía que, en el siglo XVIII, fue Real Audiencia. El escudo de Galicia, labrado en piedra en la fachada, es uno de los primeros que se incluyeron en edificios públicos.
A otro de los emblemas de la ciudad, a la Colegiata de Santa María del Campo, construida fuera de las murallas y pagada por el entonces poderoso Gremio de Mareantes, se llega por la calle de las Damas, la tradición dice que en ella vivieron Doña Dulce y Doña Sancha, hijas de Alfonso IX.

En la Plaza de la Colegiata, templo que tiene una curiosa inclinación apreciable desde el interior, está el barroco Pazo de Xose Cornide, un ilustrado que hizo diversas reformas en la ciudad. Y en medio de ambos monumentos, en el centro de la Plaza, un cruceiro elevado sobre una escalinata. Bajando en dirección a la Avenida de la Marina, pasaremos por la casa donde vivió durante algún tiempo Rosalía de Castro, y que hoy es un elegante restaurante que lleva su nombre.

El convento de Santo Domingo es otra buena muestra del barroco gallego. Fue construido por los Dominicos en el siglo XVII, después de que los ingleses destruyeran su vieja sede durante el citado asalto. Dentro nos encontramos la capilla existente sobre la que se construyo el convento, en ella se encuentra la Patrona de la Ciudad.

Por la calle del Príncipe llegaremos a uno de los más tranquilos y hermosos rincones de La Coruña, el jardín de San Carlos, que había sido antiguamente una poderosa fortaleza. En el centro está la tumba de Sir John Moore, general inglés derrotado y muerto en la batalla de Elviña por los franceses en 1.809, y las placas con las alabanzas del general Wellington a la valentía de los soldados gallegos que tanto le ayudaron a derrotar a las fuerzas napoleónicas. A su lado, el histórico Archivo del Reino de Galicia.

Hoy, la capital coruñesa es una ciudad que presenta un delicado equilibrio entre modernidad e historia, con una nueva y renovada imagen. Ahora más que nunca, A Coruña es la ciudad en la que nadie es forastero, parafraseando un viejo dicho turístico que hizo fortuna hace ya tiempo.
Después de las reformas realizadas en él, A Coruña posee hoy el paseo marítimo más largo de Europa. Empieza en el Castillo de San Antón, sigue la línea del puerto, pasa junto a la Torre de Hércules y llega hasta las playas de Orzán y Riazor, continuando viaje por el recién estrenado paseo por la falda del monte de San Pedro, camino de O Portiño. Aún hoy, no está acabado, en el futuro ampliará su trayecto en ambos sentidos.

El Castillo de San Antón fue lazareto (hospital de leprosos) y cárcel, antes de ser el actual Museo Arqueológico, que acoge una interesante muestra de elementos de distintas épocas que nos permiten conocer mejor la historia de la ciudad.

En las cercanías del Castillo se encuentra la espectacular Torre de Control Marítimo, sede Nacional del Centro para la Prevención y Lucha contra la Contaminación Marítima y del Litoral, CEPRECO, dependiente de Vicepresidencia del Gobierno. A su lado, el Dique de Abrigo del Puerto, 2 km hacia el mar por donde darse un relajante paseo.

Una gran ensenada acoge las dos conocida playas de La Coruña, cuyo perímetro podemos recorrer por el paseo superior. Riazor y Orzán, divididas por el Rompeolas, restos de la antigua muralla que delimitaba la ciudad. En el frente marítimo de Orzán, está la Domus o la Casa del Hombre, museo interactivo obra del arquitecto japonés Arata Isozaki, diseñador del espectacular palau Sant Jordi, en el parque olímpico de Montjuïc, en Barcelona. Poco más adelante está el Aquarium Finisterrae, un sorprendente Acuario que recoge el agua directamente del Mar. Domus y Aquarium pertenecen a la Casa de las Ciencias, creada en los años 80 como una auténtica novedad en toda España.

Cerca de la Domus está la que fuera Escuela de Artes y Oficios, en la que Picasso recibió sus primeras lecciones de pintura, ya que el genial autor del Guernika vivió durante su infancia unos años en La Coruña.

Las galerías acristaladas de la Avenida de la Marina figuran en todas las imágenes tradicionales de La Coruña y en cualquier cartel turístico de la ciudad. Curiosamente, esa imagen no corresponde a las fachadas principales de las casas sino a su parte posterior. Las fachadas están en las calles que durante muchos años fueron eje principal de la ciudad: la calle Riego de Agua y sobre todo la Calle Real.

La Plaza de María Pita es un conjunto geométrico armónico casi cuadrado perfecto, 100 x 102 m, presidido en el centro de la plaza por la estatua de la heroína coruñesa. En ella destaca el neoclásico edificio del Ayuntamiento, construido en 1.917 y coronado por esculturas alegóricas de las cuatro provincias gallegas. En el majestuoso edificio, que puede visitarse, llaman la atención la soberbia escalinata central , un pequeño pero interesante Museo de Relojes que recorre la historia de los relojes desde el siglo XVIII hasta nuestros días e incluye piezas muy interesantes; y el hermoso salón de sesiones.

Desde la Plaza de María Pita, por la parte superior izquierda, se llega a la Iglesia de San Jorge, uno de los mejores conjuntos barrocos de La Coruña, y tras ella, frente al Mercado de San Agustín, la Plaza del Humor.

En las calles de esta zona encontraremos elegantes edificios modernistas, la comercial Calle de San Andrés y más allá, la Plaza de Pontevedra, hasta la que podemos llegar caminando por las estrechas y siempre muy concurridas calles de los vinos: Estrella, Olmos, Barrera y la Franja.

El Obelisco del Cantón Grande, que está al final de la zona peatonal, es una columna que rinde homenaje a Aureliano Linares Rivas, coronada por un reloj de cuatro esferas. Enfrente está la estatua de Curros Enríquez, obra de Asorey, y los jardines de Méndez Núñez, donde está el edificio modernista de principios de siglo conocido como Kiosko Alfonso que funciona como palacio de exposiciones, y la rosaleda.
Historia de La Coruña, Vía Lactea Editorial.

Posted by Publicado por Guille en 22:40
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