20.12.07


Escrito por Alicia,
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Veo con estupor cientos de mensajes publicitarios, entre ellos de móviles donde incitan al consumo de forma codiciosa. Como un eslogan de una conocida marca de móviles que repite una y otra vez: "Navidad egoísta." con palabras que de forma intermitente dicen "Para mí, lo pido para mí. Todo para tí. Hazlo por ti."
Observo además el concienzudo trabajo de los profesionales de la publicidad hacia los potenciales consumistas: los niños. Esto unido con el beneplácito de sus padres.

Resulta que menores estadounidenses de sólo 3 ó 4 años recibirán para estas fiestas teléfonos móviles, cámaras digitales, reproductores de mp3 y ordenadores portátiles nuevos. Y que dos de cada tres niños españoles de 10 a 14 años tienen un móvil o es susceptible de que se renueve este año que entra.

Además las ventas se disparan. Según estimaciones de la industria los chinos han comprado 100 millones de móviles en este año. Las suscripciones a la telefonía móvil a nivel mundial llegaron a 3.300 millones de clientes, la mitad de la población mundial, 26 años después del lanzamiento al mercado del primer teléfono celular. Es impresionante, pues la mitad de las personas del mundo dispone de un móvil.

El bombardeo mediático de estos tipos de regalos, ya no sólo en navidad es apabullante.
Y los sueños de la alta tecnología tienen un precio. Muchos desconocen que al adquirir estos tipos de objetos hay personas que tienen verdaderas pesadillas, algunas de muerte que se convierten en realidad. Es la pesadilla del Coltán.

Un mineral altamente valioso pues fabrican con él casi todos los teléfonos móviles, ordenadores o productos de alta tecnología.

El Coltán es la nueva fiebre del oro que paradójicamente se encuentra en una de las zonas más pobres del mundo. El 80% de las reservas mundiales se encuentran en África, sobre todo en una zona de la República Democrática del Congo ocupada por los ejércitos de Ruanda y Uganda.

Según la ONU, el tráfico ilegal de este mineral es una de las razones de una guerra, que desde 1997 ha matado a un millón de personas.
Para sacar el Coltán utilizan a niños que están en régimen de semiesclavitud en minas de aluvión (a ras de tierra), igual que los prisioneros hutus, presos a los que se les reduce la condena, refugiados, campesinos o ganaderos, que ya no pueden alimentar a sus familias. Se alejan de sus comunidades por mucho tiempo, deslumbrados por los 10 dólares que pagan por kilo de mineral extraído, luego cotizable a 300 y tienen unas condiciones laborales pésimas.
Hay grandes empresas que financian a las fuerzas militares de los dos frentes, que bajo la excusa de conflictos interétnicos, mantienen una guerra real por el control de las ricas minas del Congo.
La pesadilla recorre además el Parque Nacional de Kahuzi-Biega y de la Reserva de Vida Salvaje de Okapi, ambos reconocidos por la UNESCO como patrimonios de la humanidad.
Se están produciendo desastres medioambientales diezmando la población de la fauna local de especies protegidas (gorilas, elefantes), e incluso tremendos problemas de salud asociados con los infrahumanos métodos de explotación.
Las canteras a cielo abierto destruyen los campos y la agricultura se extingue. Se están desmontando las colinas y se desvían cauces naturales de riachuelos.

Expoliación del mundo pobre para beneficio del mundo rico. La riqueza de África como sinónimo de desgracia y desastre ya sea humanitaria, ya sea ecológica.

Y mientras el consumo de la parte buena del planeta es cada vez más acuciante, hoy mismo puede morir un minero por las malas condiciones laborales, mañana un niño atacado por ladrones de Coltán o se pueden talar cientos de árboles que son el sustento y protección de los animales autóctonos.
Pero esa pesadilla, tremenda, terrorífica, que genera el Coltán, no será motivo de eslogan publicitario jamás. Los estudios de mercado seguirán proyectándose meses antes de los acontecimientos más consumistas del año y nuestra cultura, la de usar y tirar, generará mayor desastre en estos países que luchan por la supervivencia.
Aumentará el enriquecimiento de unos pocos y los sueños de posesión de muchos.
Y mañana volveré a ver ese anuncio de telefonía móvil: "Navidad egoísta…"
Realmente, no le falta razón.
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Posted by Publicado por Guille en 19:02
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