Escrito por Alicia,
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1939. Corrían tiempos oscuros de guerra civil, Madrid caía finalmente por las tropas Nacionales y la ciudad se convertía en un hervidero de venganzas, denuncias falsas y organizaciones de izquierdas en la clandestinidad.
Muchas mujeres fueron encarceladas en la prisión de Ventas, un centro pionero para la reinserción de reclusas. Muy innovador para la época pero que se hacinaban casi 4.000 mujeres cuando su capacidad era de 450 personas.
Allí vivieron sus últimos días trece mujeres condenadas a muerte.
Trece rosas como las llamaron, siete de ellas menores de edad, fueron fusiladas la madrugada del 5 de agosto de 1939 contra las tapias del cementerio del Este de Madrid.
Asesinadas por unos fuertes ideales de libertad, algunas por participar en organizaciones o partidos políticos contrarios al régimen.
Fueron torturadas bajo intensos interrogatorios. Y sus vidas fueron silenciadas a través del tiempo por miedo. Pero cuidadosamente guardada en la memoria colectiva de los que fueron testigos de estos hechos. El escritor Carlos Fonseca recuperó esta triste historia, escondida en los archivos militares, los penitenciarios, los archivos del PCE y las cartas guardadas cuidadosamente bajo la protección de sus familiares y de sus testimonios
Hoy se estrena la película "Trece rosas rojas" y no he podido evitar acordarme de Carlos Fonseca cuando leí su libro.
Cada hoja relata el horror, la injusticia y la perversidad del ser humano. Cómo las guerras degeneran en míseros actos que llevan a la muerte a gente inocente y cómo las fuertes convicciones y unos férreos ideales pueden con mil años de olvido.

Muchas mujeres fueron encarceladas en la prisión de Ventas, un centro pionero para la reinserción de reclusas. Muy innovador para la época pero que se hacinaban casi 4.000 mujeres cuando su capacidad era de 450 personas.
Allí vivieron sus últimos días trece mujeres condenadas a muerte.
Trece rosas como las llamaron, siete de ellas menores de edad, fueron fusiladas la madrugada del 5 de agosto de 1939 contra las tapias del cementerio del Este de Madrid.
Asesinadas por unos fuertes ideales de libertad, algunas por participar en organizaciones o partidos políticos contrarios al régimen.
Fueron torturadas bajo intensos interrogatorios. Y sus vidas fueron silenciadas a través del tiempo por miedo. Pero cuidadosamente guardada en la memoria colectiva de los que fueron testigos de estos hechos. El escritor Carlos Fonseca recuperó esta triste historia, escondida en los archivos militares, los penitenciarios, los archivos del PCE y las cartas guardadas cuidadosamente bajo la protección de sus familiares y de sus testimonios
Hoy se estrena la película "Trece rosas rojas" y no he podido evitar acordarme de Carlos Fonseca cuando leí su libro.
Cada hoja relata el horror, la injusticia y la perversidad del ser humano. Cómo las guerras degeneran en míseros actos que llevan a la muerte a gente inocente y cómo las fuertes convicciones y unos férreos ideales pueden con mil años de olvido.

Hoy estas mujeres siguen en nuestro recuerdo, que sin conocerlas, aún perdurarán a través del tiempo, pese a quien pese. Y más cuando ahora, la futura ley de la Memoria História , por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura inicia su trámite parlamentario la próxima semana.
El fatídico 5 de agosto de 1939, día del fusilamiento colectivo, Julia Conesa de tan sólo 19 años, escribía sus últimas palabras en una carta de despedida para su familia.
"Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Cuidar a mi madre. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente…" "Que mi nombre no se borre de la historia".
"Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Cuidar a mi madre. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente…" "Que mi nombre no se borre de la historia".
Fueron las trece rosas rojas:
Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso García, Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibáñez, Julia Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil Olaya, Virtudes González García, Ana López Gallego, Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente.
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